lunes, 7 de mayo de 2007

Tetralogía de Wagner en Las Palmas

Hace unas semanas me invitaron a presenciar uno de los acontecimientos culturales más grandes que se han producido en Canarias, la representación de la Tetralogía de Wagner en nuestro Teatro Pérez Galdós en una semana.
Tengo que confesar que nunca había asistido a una ópera, era una actividad cultural que no me había nunca picado mi curiosidad, así que allí me encontré casi segura de que no iba a durar demasiado sentada.
Y comenzó la representación.
Un escenario sencillo y futurista que mediante tres grandes gigantes cambiantes de iluminación y posturas así como de aderezos nos hacían trasladarnos desde el Rin, a una cueva, a un bosque, al cielo. Muñecos transformistas, original idea.
En ciertos momentos me pareció estar delante de una película algo parecida a la guerra de los mundos, distintas razas y pueblos con sus luchas y sus ansias de poder, y con un único objetivo: poseer la mayor riqueza en su mundo, el anillo de oro mágico que concede el poder de dominar el mundo.
Desde los nibelungos a los gibichungos pasando por los dioses, las valquirias, los weslungos y los mestizajes entre ellos, aun siendo hermanos, acompañada la historia con los compases de una tremenda orquesta que añadía la intriga, el sobresalto, los momentos de pasión, odios, etc., hicieron que me adentrara completamente en su mundo quedándome enganchada a una actividad que antes jamás había pensado que existiera.
Más de veinte horas compartiendo con casi las mismas personas el destino del anillo del nibelungo.
Creadme si les digo que cuando finalizó tuve la sensación que uno tiene cuando se despide de un viaje de las personas que han convivido durante unos días y se las echa de menos si no están al lado. Echo de menos a las personas que convivieron conmigo y con Wagner estos momentos, pero sobre todo echo de menos la mano de Wagner que a través del oído me trasladó durante unas horas a otro mundo ficticio lleno de emociones y fantasía.
Wagner tardó casi un cuarto de siglo para hacer esta obra, obra que en su época debía ser atrevida y osada, aun hoy lo es, no entiendo de música como para explicar la calidad de la interpretación pero a juzgar cómo ha entrado dentro de mi alma me ha parecido una obra maestra
Debemos agradecer a los responsables del Perez Galdós, sobre todo a Rafael Nebot que a pesar de las críticas nos haya brindado la oportunidad de haber pasado unos días maravillosos y que personas como yo hayan quedado enganchadas a un mundo antes no existente, algo ha pasado.

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