martes, 2 de octubre de 2007

Azafrán es más que un color

Hoy quiero recordar a esos monjes budistas vestidos de naranja, azafrán o canelo, según la luz, que siempre pasean entre sus monasterios contagiando una calma de espíritu que te hace volar a ese otro mundo espiritual donde no existen palabras estridentes ni actos violentos, donde todo esta en calma.
Y quiero recordarlos por la ultima brutal represión de las fuerzas de seguridad birmanas contra las protestas pacíficas iniciadas por los monjes budistas que ha causado al menos 16 muertos, 200 heridos y más de 1.200 detenciones, siempre según las fuentes que en muchos casos no son verdaderas.
Birmania es un país al sudeste asiático que limita con China, Tailandia India, Bangladesh y Laos. Está gobernado por los militares desde hace 45 años y no celebra elecciones parlamentarias desde 1990, cuando el partido oficial perdió ante la Liga Nacional Democrática, no convenció el resultado y se arrestaron a los líderes opositores, ahí está, ¿no se andan con chiquitas eh?
Las últimas manifestaciones en Birmania comenzaron el 19 de agosto en respuesta a las subidas de los precios de los combustibles que subieron un 500%, lo que conlleva una subida en la comida y demás componentes vitales, el 17 de septiembre los monjes budistas se pusieron al frente de las protestas, dando el nombre de la revolución del azafrán, tras vencer el plazo dado al Gobierno para disculparse con el monacato por golpear bonzos en las movilizaciones. A las protestas de los monjes se unieron miles de personas y se llegaron a formar marchas pacíficas de más de 300.000 manifestantes en todo el país, hasta que comenzaron las represiones, han cercado y aislado los monasterios y reforzado la seguridad en toda la ciudad con mas de 20.000 soldados.
Ya se ha mandado un representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que se ha puesto en contacto con la líder del movimiento democrático que lleva en arresto domiciliario más de 12 años, imagínense, y con el jefe de la Junta Militar, para tratar de que ponga fin a la violenta represión de las manifestaciones antigubernamentales.
Esperemos que las movilizaciones actuales logren suficiente fuerza como para conducir a Birmania a una verdadera apertura democrática, es decir la caída del régimen, el desarrollo de todas las libertades democráticas sin excepción, elecciones libres, la libertad de los presos políticos y propuestas económicas que permitan un mejor nivel de vida al conjunto de la población.
Todas estas medidas supondrían una esperanza que además tendría indudables repercusiones positivas en sus vecinos igualmente expoliados, pero hay tantos intereses por medio que no va a ser una tarea fácil, desde aquí les mando un beso muy fuerte a mis amigos color azafrán por salir de sus monasterios para defender una injusticia social, abriendo las puertas a la perspectiva de una vida mejor para millones de personas.
Sigo pensando que tenemos suerte de haber nacido aquí.

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