lunes, 30 de abril de 2007

Día Mundial de la Lepra

Desde el año 1954, el último domingo de enero, se celebra en diferentes países del mundo el Día Mundial de la Lepra este año toca el 28 de enero.
El primer paso para el nacimiento del Día Mundial de la Lepra fue la visita que el periodista francés Raoul Follereau (Nevers 1903-París 1977) realizó a una leprosería en Costa de Marfil por motivos de trabajo. Después de esta visita y tras movilizaciones y manifestaciones promovidas por Raoul Follereau en favor de los enfermos de lepra, el 31 de enero de 1954 se celebraría oficialmente el primer Día Mundial de la lepra, una jornada en la que se pretendía "una movilización universal de espíritus y corazones en favor de los leprosos", como aseguraba su promotor Raoul Follereau. Simbólicamente este gran hombre propuso organizar el Día Mundial de la Lepra el tercer domingo de enero tras la Epifanía, cuando en el Evangelio relata la cura de los enfermos de lepra. Su objetivo principal era sensibilizar a la sociedad sobre la existencia de esta enfermedad y para ello lo más importante era alejar la imagen negativa que se tenía de los afectados. Propuso la celebración de una jornada alegre, en la que el espectáculo y el reencuentro fueran protagonistas. Desde entonces el Día Mundial de la Lepra ha obtenido cada vez una mayor respuesta, y ha contado con una mayor implicación de la sociedad y de los medios de comunicación.
Esta jornada tiene como objeto denunciar la preocupante presencia que esta enfermedad milenaria tiene aún en países de Asia, América Latina y África, y la sensibilización de la sociedad sobre este tema.
A pesar de que existe un tratamiento un tratamiento de cura para la lepra desde el año 1982, aún sigue habiendo obstáculos para hacerlo llegar a tiempo a los afectados. De tal forma, que no siempre se consigue evitar las discapacidades. Esto, unido a las numerosas personas que se les diagnosticó la enfermedad antes de que existiera un tratamiento, se traduce en más de dos millones de discapacitados en todo el mundo.
La lepra es causada por el organismo Mycobacterium leprae. No es una enfermedad muy contagiosa (de difícil transmisión) y tiene un largo período de incubación (tiempo antes de que aparezcan los síntomas), lo cual dificulta determinar el momento y el lugar donde se contrajo la enfermedad. Los niños son más susceptibles que los adultos para contraerla.
La lepra tiene dos formas comunes de manifestación: la tuberculoide y la lepromatosa, las cuales tienen subdivisiones adicionales. Ambas formas ocasionan lesiones en la piel, pero la forma lepromatosa es la más severa y produce grandes nódulos desfigurantes (protuberancias e hinchazones).
Todas las formas de esta enfermedad causan finalmente daño neurológico periférico (daño nervioso en brazos y piernas) que ocasiona pérdida de la sensibilidad cutánea y debilidad muscular. Las personas con lepra de duración prolongada pueden perder el uso de las manos o los pies debido a las lesiones repetitivas ocasionadas por la ausencia de sensibilidad.
La lepra es una enfermedad común en muchos países del mundo y en los climas templados, tropicales y subtropicales. En los Estados Unidos, se diagnostican aproximadamente 100 casos cada año, la mayoría circunscritos al sur, California, Hawaii y las posesiones insulares.
Existen medicamentos efectivos que hacen innecesario el aislamiento de las víctimas en "colonias de leprosos". Sin embargo, el surgimiento de Mycobacterium leprae resistente a los medicamentos, al igual que el aumento en el número de casos en todo el mundo, han originado una preocupación global acerca de esta enfermedad.
Cada año, se diagnostican alrededor de 600.000 nuevos caso de lepra en el mundo. Si fueran atendidos a tiempo, sería posible controlar la enfermedad y curarla en una etapa inicial.

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